martes, 22 de noviembre de 2011

XIV JUMÓN

Esa semana en Jumón me la pasé llamando gente, escribiendo en el twitter, promocionando cosas antiguas del blog, hablando con Elizabeth, calmando a mi madre y enterándome que Teresa asumía su cargo de asistente en la subsecretaria de investigación periodística del gobierno regional.
Jumón era una parroquia rural donde lo tradicional era la venta de comida en el borde de la carretera principal.
Encontré rápidamente donde sentirme cómodo y fue con la prima de Maylin.
Siempre que veía una mujer guapa y con sus atributos a flor de piel me quedaba callado. No era timidez, era un análisis detenido para ver si la belleza de la dama era equivalente a sus neuronas.
Luciana Tinoco era dueña de un comedor. Pasaba ahí solo de vez en cuando, ya que más se ocupada en modelar. A sus 22 años le preocupaban mucho las distracciones propias de su edad que el rentable negocio familiar que sus padres le habían dado en vida.  
Apenas entablamos conversación me di cuenta que era una mujer inteligente, universitaria. Me dijo “dame follow”, en primera instancia entendí otra cosa, pero luego tomó mi celular y se agregó solita. Luego me devolvió el follow y recordé porque nunca la había seguido en twitter, su user era  @LDU_STEFFY. Se había hecho liguista por esas novelerías de la vida y por el despecho de las malas campañas de Barcelona y Emelec, pero era una mujer bella y carismática.
Siempre andaba vestida en short que más parecía cachetero, una blusa pupera y un arete en el ombligo. Su piel morena al estilo de bronceado de playa y sus curvas perfectas eran una tentación ambulante. No podía dejar de mirarla.
Ella no acostumbraba a dormir en la casa de Jumón, pero por pedido de Maylin creo, mientras yo me quedé ahí, donde también vivían otros familiares, ella no faltó una sola noche. Conversábamos hasta muy tarde de muchas cosas. Tuiteabamos cualquier locura, salíamos en bicicleta, me fregaba con su liguita y trataba de averiguarme por qué estaba en ese lugar, a pesar de que su prima le había dicho que no me pregunte. Solo pude decir una verdad para ocultar otra verdad. Le manifesté que estaba tomando fotos para sacar un libro de los encantos de Santa Risa y que necesitaba huir de todo. Ella no me creyó ni media palabra, ya que había notado que en los horarios que iban a comer los policías yo nunca asomaba las narices. En realidad fue una linda semana.
Me enteré en las noticias que un organismo internacional se encontraba en el país para cerciorarse que todo marche bien. Fueron días de calma.
Muchos turistas llegaban ahí a degustar el seco de pollo, de pato y de chivo; maduro con queso, bolón de verde, empanadas y otras delicias típicas de Jumón. Le tomé fotografías a todo.
Estaba tranquilo hasta que el domingo Jhon me llamó, me dijo que comprara el diario “El Correo” y colgó.
Compré el periódico y apareció en la página de crónicas la foto de @DARWINISSALSA con un orificio en el medio de la frente, sin camisa y sin pantalón. El chulo lo había descubierto haciéndole el amor a la prostituta en un hotelucho de la zona. Lo que implicaba que ya no eran negocios, sino cachos. El proxeneta los vio así y no dudó un segundo en pegarle un balazo. Darwini no tuvo tiempo a reaccionar. En ese momento un sentimiento extraño me invadió el ser. No sabía si esto era bueno o malo. Me había quitado un peso de encima sin mover un dedo. El destino se encargaría de eliminar al chapa del camino. Sin embargo sentí pena por él y su familia. Creí que no debía morir de esa manera. Nadie merecía la muerte aunque él haya estado deseando la mía. Oré por su alma. Recibí otra llamada de Jhon y me pidió que me cambie se sitio. No pude despedirme de Luciana, solo de sus primos Salí en la bicicleta rumbo a Bella María, otra parroquia rural de Santa Risa. Las cosas empezarían a tomar otro color desde ese instante. Se me estaban acabando las vacaciones.

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