lunes, 14 de noviembre de 2011

IX La Avanzada

Mientras Darwini se paseaba por el negocio de mi hermana mirando todo con atención y maquinando una jugada perversa, yo en la avanzada estaba a punto de tener un día feliz.
Maylin Leon Wong era el nombre de @Mayita_A, sus antepasados asiáticos le habían heredado ese aire misterioso en su mirada y sus movimientos, por eso me sorprendió cuando desde uno de los cuartos salió con una bicicleta y me dijo que tal si recorremos la avanzada un rato, me encantaría salir en tu blog. Su mirada fue muy brillante.
Mientras recorríamos la calle principal del lugar, Darwini comía en la pizzería del centro y comunicaba a un superior que tenía bien ubicada a mi familia y que pronto encontraría la forma de dar conmigo.
De momento en La avanzada, todo se me hacía nuevo otra vez. Las casas llenas de plantas y flores en las veredas, el viento acariciándonos el rostro, la gente saludándome como si me conocieran, los árboles de mangos, de guaba, de naranja. Todo era tan palpable e irreal a la vez. El lugar era el mismo de hace 15 años, olía a polen y de vez en cuando asomaba un arcoíris. Llegamos al rio y seguía siendo la misma calle con agua como yo le decía. Cristalino y lleno de piedras multicolores. Desesperado me bajé de la bici, me quité los zapatos, la camiseta, y me arrodillé en el agua. Me mojé el cabello y la barba, parecía que era la primera vez que veía el agua. Bebí del rio y nadé en una poza cercana. Me sentí como un niño. Sabía que debía disfrutar cada segundo, ya que podía ser el último.
De su lado Darwini buscaba un lugar donde hospedarse, llegó hasta el “Hotel Santa Risa” y ese día se dispuso a ver televisión y dormir. Pensaba que relajándose pensaría mejor como llevar a cabo su jugada.
En Quito las cosas se calmaban de a poco, reuniones a todo momento para apagar los rumores de la incautación de “El Universal”.
En la Avanzada, luego del baño en el rio continuamos a pie llevando las bicicletas hasta un quiosco de venta de jugo de caña. Ahí recibimos la tarde.
Dormí en un hostal aquella noche, ya que no me atreví a pedirle a Maylin que me de hospedaje, ni creo que lo hubiese hecho. Me asomé al balcón a tomar el aire de la mañana y me di cuenta que conocía de alguna parte al tipo que estaba en la panadería de en frente. Busqué en mi celular el user  @DARWINISSALSA y era el mismo. Parece que ese día no se había dedicado solo a dormir, sino que hubiera averiguado algo sobre mi paradero. Desde la ventana vi que el señor de la panadería le señalaba justo a la hostal donde yo estaba. Sabía que mis problemas habían empezado ya en serio. Sin camiseta tomé mi mochila y salí por la parte de atrás y cual caballo monté la bici y me perdí en las calles terrosas del campo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario