martes, 13 de diciembre de 2011

Protestas y medidas

Capítulo 25
Otra madrugada pasé con Luciana. Ella siempre en short y blusa pupera con una taza con chocolate caliente. La verdad que me gustaba estar solo cuando me sentaba frente al computador. Pero su presencia no me molestaba, era agradable y siempre hacía comentarios correctos. Lamentaba tanto que no fuera Barcelonista.
Esa noche interactuamos mucho con la gente, tanto así que algunos se propusieron hacer plantones en diferentes ciudades del país.
No pensé que esa gente se atreviera debido a la presencia de uniformados en las calles, pero lo hicieron. Esa mañana decenas de jóvenes con carteles salieron a la calle a pedir que se llame a elecciones. Esto ocurrió primero con 20 muchachos en Guayaquil comandados por @La_Psicologa__ y @EmiCurvas, luego 15 en La Libertad liderados por @Nellylux, en Manta con @lasilvypat con unos 10 y en Machala con @JoseCorreaAbg.  Ellos fueron disipados, pero no usaron la fuerza. Solo los amenazaron con meterlos presos si continuaban con los disturbios.
Al medio día ocurrió algo apocalíptico en especial para la juventud: se fue la señal de internet de los celulares y en las computadoras no se cargaban por nada del mundo las páginas de twitter y facebook.
El gobierno sabía que se habían convocado por ese medio y dio un golpe certero. Ahora no había televisión libre, medios escritos libres,  ni radio libre y lo que era peor, nadie tenía internet en los celulares.
Lo que restó del día fue de terror. Yo había perdido mi herramienta. En ese momento no podía comunicarme con la gente ni compartir ideas. Esa noche fue triste. Solo se podía hacer llamadas telefónicas y revisar el correo desde la computadora.
 Luciana no quiso ir a su cuarto. Nos quedamos en la misma cama, pero sin ni una gota de mala intención. Ese momento lo único que casi se me paraba era el corazón del susto. Ella también tuvo miedo. No podíamos dormir.
Justo cuando empezamos a cerrar los ojos, casi a las 4 de la madrugada, me encontré con una mano tapándome la boca y la otra rodeándome el cuello. Lo mismo le hacían a Luciana. Dos tipos encapuchados entraron a la casa. Nos tenían a su merced. Pensé que era el fin.
Uno de ellos sacó un arma, nos apuntó y dijo: los voy a soltar, pero si gritan los mato. Mientras nos soltaban, ellos se alejaron hacia la pared y empezaron a quitarse la capucha. ¡Eran ellos! Los sabuesos de Nine. Quise hablar, pero me apuntaron. El que estaba sin arma empezó a dirigirnos la palabra. Nos dijo que no nos iban a matar. En ese entonces quise sentir alivio, pero no pude. Yo pensaba que eran policías del gobierno, pero me equivoqué.
Me dijeron que ellos habían robado el disco y lo pasaron a una cadena internacional. Les pregunté por qué y el tipo del arma no me apuntó esta vez.
Me comentó que me había visto en las cascadas, yéndome a Guayaquil y todo. Le increpé que ellos andaban con Nine y que ella era del gobierno, que no entendía nada le dije.
Manifestó que si bien estaban con ella, no seguían las directrices del régimen. Respondían a las órdenes de otro grupo político opositor integrada por Luis Sinchiguano, asambleísta. En ese momento traté de entender lo que ocurría, pero aun no me cabía en la cabeza que hacían con Nine. Me dieron la explicación más simple. Ellos estaban traicionando a los que los mandaron a atraparme y pues se infiltraron en la operación para que el vídeo esté a salvo. Obviamente Nine no sabía lo que pasaba. Ellos le ponían algo en el jugo o la bebida cada vez que necesitaban buscarme por su cuenta.
Lo que más me cabreó ese momento es que Luis no me hubiera pedido el vídeo el mismo. No obstante el mal ya estaba hecho. Les pregunté qué querían de mí, y dijeron que me venían a dar una información importante.
Me contaron que un gobierno europeo había dispuesto un satélite con internet gratuito para la población ecuatoriana. No querían permitir una dictadura, pero el pueblo debía liberarse con su lucha. Yo debía seguir calentando el ambiente y ellos me protegerían lo mejor posible.
Apenas se fueron sentí que todo el martirio que había vivido tenía sentido y que mi vida contaba con un propósito. Lo malo es que ahora si me buscaban los verdaderos enviados del innombrable para darme chapeta, pues no querían tenerme vivo para incentivar a la gente a protestar. El miedo me invadía el alma, pero estaba esperando que llegue el internet para empezar mi parte de la lucha.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Supuesta calma

Capítulo 24
Rápidamente se pronunció la comunidad internacional rechazando la postura de Ecuador. Los ciudadanos aun pudieron enterarse por el internet de lo que pasaba. El Universal tenía portadas de alegría, obras y banalidades, como si nada estuviera ocurriendo. Héctor me llamaba a diario y me comentaba que sus colegas en lugar de periodistas parecían loros, ya que solo redactaban, opinaban y publicaban lo que el oficialismo permitía. Eso ya no era periodismo, era cualquier cosa, menos periodismo.
Los canales se dedicaban a pasar documentales socialistas, novelas, películas, dibujos animados, partidos de fútbol de alto nivel y otros programas de entretenimiento. La televisión local y gratuita era un lujo.
La gasolinera estatal tenía reservas colosales de combustible y para calmar a la población se redujo su precio.
Por orden gubernamental los mercados permanecían abiertos y los militares controlaban que los víveres se vendan a precio justo.
Las cosas hasta ahí parecían haber pasado de una pequeña tormenta a la calma. Mucha gente incluso pensó que esto de que el presidente siga en el poder no era tan malo, ya que no faltaba nada, es más casi ni robos habían por la presencia de policías y militares en las calles.
Los primeros días de toque de queda transcurrieron inadvertidos, sin embargo había sectores que estaban fregados, como por ejemplo los dueños de las discotecas, sector turístico y más empresarios relacionados a la diversión nocturna. Ellos aun no eran escuchados, hasta que poco a poco el malestar se fue regando como polvo al viento.
Llegó el jueves en que Barcelona jugaría la semifinal de ida en Brasil frente al Vasco da Gama. Aun hubo una compañía de aviación que brindó el servicio y se fueron. El ídolo tenía una cuenta pendiente con ese equipo, con quien años atrás había perdido una final de la Copa Libertadores. Los toreros perdieron dos a uno en tierra carioca. Eso no le convenía al régimen, ya que la gente no iba a estar de buen humor durante una semana. Los canarios representaban casi el 80% de la hinchada a nivel nacional.
Todo eso pasaba mientras yo aprovechaba mi tiempo ordeñando vacas, posteando fotos de lugares donde no estaba. El vídeo se había publicado y yo estaba vivo y libre. Quizá se habrían olvidado de mí, eso pensaba.
Ese viernes llegó Michael a decirme que nos cambiaríamos de lugar, volveríamos a Jumón, pues había notado la presencia de gente extraña por estos rumbos.
Me peiné para atrás, me agarré el cabello con un moño y pasé el cepillo por la barba para no verme como un méndigo o lo que era peor: alguien   que intentaba ocultar su rostro.
Trepé mi bicicleta y las cosas en el balde de la camioneta y nos fuimos a Jumón. Luciana nos estaba esperando. Esta vez ya no me quedaría en la casa grande sino en un departamento que solo ocupaba ella. Su novio no podía enterarse de eso, pues no entendería y lo más preocupante que un hombre celoso es capaz de entregar su alma al diablo por vengar su propia inseguridad.
Hice mi fuerte de ese lugar. Dos madrugadas pasé con ella frente al computador conversando con mis amigos por las redes sociales. Solo unos pocos tenían mi nuevo correo electrónico. La primera noche respondí desde la cuenta de twitter la solidaridad de muchos followers. Tanto se había incrementado mi número de seguidores que me habían verificado la cuenta. En ese momento a los más cercanos y opositores a este sistema político les hice una propuesta: cambiar su user, avatar y biografía para seguir comunicándonos con la gente. Unos cuantos hicieron eso, otros se crearon una nueva cuenta, pero la idea se regó y en cuarenta y ocho horas había centenares de twitteros opinando y protestando en redes sociales contra el poder. Esa situación enervaría la paciencia del tirano quien pronto buscaría la manera de pararnos. Pronto la única vía libre de comunicación estaría a punto de desaparecer.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Verdad al descubierto

Capítulo 23
Al tiempo que eso ocurría en Bella Vista, Nine se despertaba de un sueño más profundo de lo normal. Mientras se paraba veía las cosas como desenfocadas. Pensó que a lo mejor esos cinco margaritas que se tomó le habían hecho algún tipo de efecto. Se dio un baño, se vistió, se arregló y salió a la sala del hotel y encontró a sus sabuesos sentados, como si nada leyendo el diario. Ella sospechaba que algo no andaba bien, ya que eran las tres de la tarde y no la habían despertado, es más, los notaba más relajados que de costumbre, como si estuvieran actuando. Los chapas sabían hacen muy bien su trabajo de encubiertos, pero como actores eran peor que Sharon en su novela.
Su sexto sentido le indicó que debía comportase de manera natural mientras no sepa porqué durmió trece horas seguidas. Prendió el celular que estuvo apagado mientras dormía y salieron a dar una vuelta. Ese era un día perdido en su búsqueda e investigación.
Merendaban plácidamente en la pizzería del parque principal cuando un empleado del comedor cambió a un canal internacional y vieron la tremenda noticia. Era el vídeo que yo poseía y que me había causado tantos problemas, el que secretamente me había enviado @maggybsc22 luego de darse cuenta lo que contenía la grabación de uno de los cuartos del hotel donde ella trabajaba. Maggy miraba lo ocurrido al mismo tiempo que yo, que Nine y el resto del país que inevitablemente se terminó enterando. El que hablaba en el video era alguien muy cercano al Innombrable, por lo que la gente creyó, entró en pánico, pero no actuó por muchas razones.
En una cadena inmediata el gobierno trató de sacarse la vuelta olímpicamente, pero esta vez la mentira le quedó grande y nadie se comió el cuento que las elecciones corrían riesgo de suspenderse por cuestiones logísticas.
Para esos momentos hasta la risa de los Santarriseños cambió. Ese no era un motivo para estar feliz. A partir de ese ahí misteriosamente salieron del aire todos los canales de cable internacional. Yo me comía esa película escondido en una casucha de La Avanzada, propiedad de @mixitop, quien ese mismo día se encargó de hacerme llegar la bicicleta.
Todos pensaban que yo le había vendido esa cinta a esa cadena internacional de noticias, pero no tenía la más cojuda idea de cómo había llegado a ellos.
Lo único seguro era que alguien me tuvo en sus manos y no quiso hacerme daño.  En ese instante estaba en una cabaña que quedaba en un cerro donde comían hierba 5 cabezas de ganado también de propiedad de Michael. Apenas llegué encontré un papel pegado atrás de la puerta que decía “sabía que vendrías aquí”. Nunca supe si fue una broma del adivino, pero no me gustó lo que me dijo al marcharse “aun corres peligro muchacho”.
Me quedé ahí dos noches. El país era una cosa rara. Partidarios del innombrable en la calle apoyando con pancartas y los que quisieron protestar en contra de la medida repelidos por los uniformados.
El país estaba enterado que no elegiría a los próximos gobernantes, como que no ocurría hace más de 40 años. Eso generó que inmediatamente tres empresas internacionales de aviación dejen de ofrecer sus servicios. En 48 horas como rechazo a la medida, dos empresas extranjeras que distribuían combustible pararon sus actividades y solo quedó funcionando la refinería estatal. Esto traería consecuencias inesperadas. El país estaba viviendo un cuento, pero no precisamente de hadas.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Bella Vista 22

Un robo extraño
Llegué a Bella Vista cuando el sol recién asomaba un ojo detrás de los cerros que adornaban el fondo de las bananeras. Un color amarillo y rojizo mandaba en el cielo a esa hora del día. Caminando por las calles de tierra vino a mí el olor a pan caliente.
No sé por qué razón me fijé tanto en esas cosas. Se me fue el miedo por un momento, además imaginé que la aniñada de Nine estaría durmiendo a esa hora.
Me saqué los zapatos para cruzar el río y llegué hasta la casona de doña Clarita. Apenas estaba abriendo la puerta de la cerca Maylin se asomó y salió corriendo a verme. Nos abrazamos por casi un minuto. Al principio pensé que pasaba algo, pero dijo que todo estaba bien, solo que sintió mucho miedo. Llevaba puesta la blusa de Barcelona y un pantalón de dormir. Estaba algo despeinada y sin maquillaje. Nunca antes la había visto tan hermosa. Al natural. Plenamente bella como un flor nueva.
Doña Clarita hizo un café con tal delicioso aroma que perfumaba el aire. Era algo extraño. El día parecía pasar lento, como si fuera una realidad alterna. Creo que el viaje de locura que hice a Guayaquil y la victoria del ídolo habían cambiado desde el clima hasta el humor de la gente.
Esa mañana @Mayita_A me pidió ayuda con unas cosas de la pequeña finca. Jamás había montado a caballo y ese era el transporte que tendríamos que utilizar. Ella montó a la bestia de un solo salto y me dijo que me suba en atrás. Torpemente logré subir al tercer intento. Mientras avanzábamos por esos paisajes verdes, amarillos y rojos la abrazaba de la cintura y llevaba mi quijada en su hombro. Contrario a lo que hubiera pensado dentro de esa pequeña selva había un pueblito que tenía hasta escuela. Nos bajamos del animal y ella fue a arreglar un negocio con uno de los campesinos. Ella era completa, maestra, guía turística y administradora de una pequeña finca.
El lugar era impresionante, pero más impresionante fue que mis celulares aun tenían señal.
Estaba sentado en una piedra comiéndome un choco banana que compré en una tiendita, cuando Maylin vino con cara de tragedia. Me contó que doña Clarita la llamó para decirle que unos tipos entraron al cuarto donde dormía y se llevaron un aparato negro de mi mochila. Quedé como loco. Era el disco duro donde estaba el vídeo con las declaraciones de que querían suspender las elecciones.
En ese instante pensé muchas cosas ¿por qué no esperaron a que yo esté ahí? ¿Eran policías? Llamé a la anciana y le pregunté cómo eran los tipos. Su descripción coincidía con la de los oficiales que acompañaban a @ninemedranda.
Solo entonces se me ocurrió la loca idea de llamar a nine. Tenía su número guardado en el celular. La duda pudo más que mi instinto de supervivencia. Ella nunca contestó el teléfono. Luego descubrí porqué no había contestado mi llamada.
En ese momento de desesperación nos trepamos al caballo y salimos del pueblito. A mitad de camino me bajé y me escondí entre los matorrales. Me tocó quedarme escondido hasta ver que noticias me daba Maylin.
Ella llegó a la casa y vio que a Doña Clarita no le habían hecho nada. Ni siquiera habían destrozado nada. Habían entrado directo al cuarto donde yo dormía y rápidamente dieron con el disco duro. Cuando ella me contó eso solo pude pensar que ya no querían arrestarme, pues no me emboscaron porque no quisieron. Luego me enteraría que los que se llevaron el disco duro eran cualquier cosa, menos aliados del gobierno, lo que pondría las cosas color de hormiga. Esas fueron las últimas horas de calma nacional.

viernes, 2 de diciembre de 2011

La General Sur

Capítulo 21
Estando en la perla del pacífico me fui hasta el Malecón del salado. Ahí se concentraba la Sur Oscura. En el bus de camino allá, sentando en la parte de atrás me puse un capri limpio y la camiseta amarilla. Sabía que uniéndome al tumulto de hinchas que marchaban hacia el estadio era poco probable que los chapas se percaten de mi presencia, ya que parecía uno más de esos melenudos.
A nadie se le ocurriría que me tomaría el atrevimiento de ir a Guayaquil y menos al estadio.
Marché junto a la barra brava cantando “Un solo ídolo tiene el Ecuador Barcelona Campeón, Barcelona Campeón… es el ídolo del Ecuador”
Así llegamos al estadio, entramos al relajo, los pacos ni nos pararon bola y en la taquilla ni siquiera me pidieron la entrada que había comprado en 15 dólares a un revendedor.
Apenas estuve en las gradas me fui a un rincón y me senté a esperar que empiece el juego. Cuando Barce saltó a la cancha el pueblo amarillo rugió como 80 mil leones juntos.  
Colo Colo salió con todo al ataque y por poco anota la primera. Sin embargo el ídolo contaba con un patucho al que le decían “El Pony” quien con un tiro libre al minuto 39 puso la primera y el delirio para los hinchas que cantando el gol del equipo de sus amores nos abrazamos todos. Fue justamente en ese abrazo que alguien me reconoció. @AriannaBsc pegó un grito “Cheo”. Me quise hacer el loco, pero no pude. Luego la fulminé con la mirada y entendió que debía quedarse callada. Los demás no se percataron del incidente debido a que seguían celebrando el gol. Me senté a su lado. Sus demás amigos ni se dieron cuenta. Apenas terminó el primer tiempo nos fuimos hacia el interior de las gradas. Para mi suerte ella odiaba al innombrable y me dijo que no me preocupe, que no diría nada.
En esos momentos me puse más nervioso que lo normal. No confiaba en nadie, ni en mi sombra. No obstante yo percibí sinceridad en sus palabras. En lo poco que logramos hablar me dijo que la gente estaba cansada de la situación política. Le explique los detalles de mi caso y dijo que la gente estaba enterada de todo y que muchas veces se les había pasado la idea de organizarse para protestar. Lo que Arianna no sabía es que las acciones del gobierno pronto iban a interferir en uno de sus máximos sueños como hincha del ídolo. No le conté nada en ese momento, pero algo me hizo saber que ella pronto me ayudaría no solo a mí, sino a miles.
El segundo tiempo me quedé en el mismo rincón. No parábamos de mirarnos. Yo vigilaba sus acciones por si acaso. Colo Colo empató al minuto 40 del segundo tiempo. Ese resultado nos preocupó más de la cuenta, ya que no teníamos un arquero brillante y nadie quería los penales.
Al minuto 44 una falta en el area amarilla y penal, se venía la noche, sin embargo el arquero atajó, sacó largo y en un contragolpe letal al minuto 46 llegó la segunda del equipo y fue un delirio popular. Una locura colectiva. Una pasión de colores en las gradas. Gritos, agradecimientos, un cielo de bendiciones en el estadio y lágrimas de felicidad. Todo era la belleza de un pueblo amarillo hasta que @Fernando_Somach y @PedroCruz9 me reconocieron. Los manes empezaron a hacer bomba saludándome hasta que Arianna casi los mata con la mirada.
Luego del partido salimos a celebrar hasta “Billar Sport Club”  propiedad de @ZonaMegaRadio. Todo era fiesta, pero yo no podía disfrutar nada. Los muchachos entendieron que no debían hacer lámpara.
Hablé con la gente y les dije que el régimen tenía otros planes. Tuve que contarles que pretendía suspender las elecciones. Esa noticia los dejó con la boca abierta.
En ese momento entendieron porque me seguía las autoridades. Les hice prometer que no corran el rumor, peor mi intención fue justamente esa, que poco a poco todo se vuelva un secreto a voces. Quizá fue una tonta estrategia de mi parte, pero necesitaba intentar cosas. Ya no podía seguir callando. Les advertí que tengan cuidado con @ninemedranda. Les conté todo sobre ella.
Al despedirme les noté la cara de temor por la noticia que les había soltado. Fernando era de Machala y regresé con él el bus lleno de fanáticos. Los policías nunca paraban a esos buses. Así llegamos hasta Machala.
Barcelona estaba clasificado a una semifinal de Copa Libertadores, yo rumbo a Bella Vista en la madrugada y mucha gente que ya me había visto el nuevo aspecto. Con todo lo acontecido era el momento de cambiar ciertas cosas.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Twitteando 20

Para despistar
En esos momentos la policía me estaba buscando con más intensidad. La idea de Maylin me cayó como anillo al dedo. Sus palabras fueron brillantes en ese instante. Me propuso confundir a los que me perseguían twitteando fotos de todos los sitios del país donde había estado. Así los tendría ocupados y ganaría algo de tiempo. Ese día subí una foto de Quito en la mitad del mundo. Los chapas sabían que los estaba hueviando, pero por si las moscas montaban los operativos. No querían dejar escapar ninguna posibilidad de agarrarme. No podían permitir que me atreva a subir ese vídeo.
En el noticiario del medio día se anunció un incremento en el precio de la gasolina. En la noche hubo un intento de paro de transportistas, pero los militares disiparon cualquier protesta. Los conductores tuvieron que acatar. Ese grupo ya estaba resentido.
El gobierno la tenía difícil, necesitaba dinero para mantener su gran aparato de burócratas y le quitó el subsidio a la gasolina de avión, lo que derivaba en un incremento del valor de los pasajes. Otro sector afectado.
Esa era la tónica con varios grupos comerciales. Las cosas estaban llegando a su punto más álgido.
Mientras yo luchaba con mi pequeño problema, el país luchaba con uno mayor.
Maylin se quedó otra noche ahí. Nos acomodamos en las hamacas de la vereda hablando de trivialidades, sueños y corazones rotos. Hubiera sido fácil enamorarse de ese rostro y de esas palabras bondadosas, pero yo siempre pensaba en Elizabeth.
Así pasé los días, tuiteando fotos de Manta, Guayaquil, Cuenca, Loja y otros sitios que hace meses había visitado para mis reportajes del blog.
Nine por su cuenta estaba más cerca de mí de los que ella creía.  Empezó a recorrer los pasos de Darwini en la Avanzada. Fue a la posada de Michael, se quedó una noche ahí para conocer el lugar. Al otro día fue a Bella Vista, pero no obtuvo resultados. Nadie reconocía al tipo de la foto que ella tenía. Mi aspecto era muy diferente. Ella volvió a Santa Rosa, se estaba frustrando, pero no podía desistir, ya que ganaría un buen dinero si daba con mi paradero. Nine hablaba todos los días con Teresa.
Había pasado casi una semana y se acercaba el partido de Barcelona con Colo Colo, yo quería estar ahí en el Monumental. Si mi equipo ganaba clasificaba a una semifinal después de muchos años. Yo tenía un buen presentimiento con el trabajo que venía haciendo la directiva actual y sabía que algo bueno estaba por suceder.
Mientras tanto seguía tuiteando fotos desde mi cuenta. Muchos followers se solidarizaban conmigo y ponían fotos que habían tomado de mi blog. Para ese momento eran más de cien personas que publicaban cosas como “en Napo junto a Cheo” “Con Cheo en Esmeraldas” y así por el estilo. Eso me cayó como una bendición, pues ahora el gobierno sabía que podía estar en todas partes. Contaba con el apoyo popular.
Aprovechando esa situación planeé mi viaje a Guayaquil. Doña Clara, la señora que cuidaba la covacha me consiguió un lugar en uno de los camiones que llevaba mangos de canela hasta el puerto principal. Maylin se opuso, pero me fui. Salí vestido con unos jeans sucios y una camiseta que tenía la foto de El Innombrable. Así logré evadir los controles policiales. Esos controles nunca les paraban bola a los campesinos que transportaban cualquier tipo de fruta. El gobierno había dado órdenes de no molestar a la gente del campo, ya que eran los que más respaldo popular le habían dado.
Llevaba una mochila con ropa limpia para ir al estadio. La camiseta de Barcelona era mi piel. El partido era a las ocho de la noche y necesitaba conseguir una entrada para la general sur, donde me pegaría el susto de mi vida.

martes, 29 de noviembre de 2011

Escondido 19

Estaba escondido en Bella Vista, una pequeña parroquia que se encontraba solo a 5 minutos de Santa Risa y de La Avanzada. Me encontraba en una covacha al otro lado del río. Era propiedad de Maylin. En ese terreno cercado tenía todo lo que necesitaba, frutas, animalitos y una pareja de ancianos que cuidaban la siembra y ahora me cuidaban a mí.
Me asignaron un cuarto de atrás, donde se quedaba a dormir Maylin cuando iba a pasar el fin de semana.
El día en que Barcelona jugaba su partido por los cuartos de final con el Colo Colo en Chile, los viejitos que eran amarillos sacaron el televisor a la vereda y llegaron otros campesinos a ver el cotejo.
Fue un encuentro memorable. Barce arrancó perdiendo, le expulsaron a dos jugadores de manera inexplicable. Los defensas salvaron dos goles de la raya y pasamos susto todo el primer tiempo. En la segunda mitad del juego el equipo se acomodó y todo fue contragolpes. Aun así el panorama era difícil. Sin embargo se logró aguantar hasta el minuto 90. El juez adicionó 4 minutos más. Colo Colo atacó y Barcelona contragolpeó y anotó el empate. Cuando llegó el gol torero escuché los gritos hasta de Santa Risa. El ídolo tenía la costumbre de hacer sufrir así a su gente para terminar dando alegrías.
El partido de vuelta sería en una semana. Me moría de ganas por estar en Guayaquil. Algo se me tenía que ocurrir.
Esa madrugada Jhon me llamó para decirme que no solo Nine me buscaba. Ahora había un grupo de policías que iba a allanar viviendas en secreto.
Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de usar el twitter para desviar la atención. Publiqué una foto vieja del Puyo como si yo estuviera allá. Me enteré que hubo un gran movimiento de uniformados durante tres días. Entonces supe que era lo que tenía que hacer.
Con mi orden de captura, muchos tuiteros tenían miedo de enfrentarse al poder en las redes sociales. Algunos habían sido detenidos por el solo hecho de insultar a El innombrable en su cuenta de twitter.
Como las cuentas de facebook y twitter se habían vuelto un medio de espionaje muy útil para el poder, la gente optó por una nueva estrategia: No poner nada en la biografía, cambiar la ubicación y poner cualquier avatar, menos su foto. Así le sería más difícil al régimen saber quien opinaba diferente. A mí me sirvió, de @CheoPereira cambié a @CheoGomez. Para ese entonces había muchas cuentas idénticas, pero con variantes. Sin habernos puesto de acuerdo, miles de personas estábamos haciendo algo en común.
En Guayaquil un Banco muy conocido fue cerrado. Nadie supo los motivos, pero ese día fue de caos. Jhon me volvió a llamar y me dijo que pensaba que era el momento de hacer pública esa información. Yo le dije que no, que quizá eso solo aceleraría la debacle nacional.
El país estaba entrando en ambiente gris. La gente sabía lo que pasaba, pero nadie sabía cómo actuar. Todos tenían miedo a protestar, a contradecir a un partidario del innombrable. Las paredes tenían oídos.
A pesar de lo que pensaba, la idea de Jhon de publicar el video me quedó dando vueltas en la cabeza. Esa noche @Mayita_A fue a acompañarme y me dio algunas ideas para despistar a la policía, ideas que alterarían el rumbo de la historia que estábamos viviendo y que yo no dudaría ni un segundo en poner en práctica.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Malas Noticias 18

Nine llegó hasta la casa de mi hermana, pero no se bajó del auto. Los dos agentes tuvieron la responsabilidad de decirle a Verónica que lo de Javico tenía solución, puesto que se trataba de un muchacho inmaduro.
El balde de agua fría cayó cuando le hicieron una sola pregunta: Por cierto ¿sabe algo de su hermano el periodista? Queremos saludarle.
El cuestionario fue muy claro para mi hermana. Se trataba de una especie de amenaza y con eso estaban poniendo las cartas sobre la mesa. Era un mensaje directo para mí.
Al otro día @JavicoEC salió de prisión. Vero quedó algo tranquila y Nine logró su objetivo: preocuparme.
Aunque no les habían dicho nada de mi paradero. Sabía que ese era un aviso. Desde ese entonces dejé de decirle a mi familia donde estaba.
Llamé a mi mamá desde el celular que sabía podría estar intervenido y le dije que estaba paseando en el Perú. Ese fue nuestro plan para que quede claro que mi familia no iba a saber cuál era mi paradero.  
Así pasé más de una semana de incertidumbre. Leía la nueva línea editorial del diario El Universal, todas eran buenas noticias y obras del régimen.
Todo era nervios hasta que llegó la verdadera mala noticia. Jhon ya había recibido el ultimátum para inventarse algo de que acusarme. Del Ministerio de Gobierno le llegó la coartada: Terrorismo intelectual y atentando contra la seguridad nacional, orden de captura contra el licenciado Cheo Pereira. Ese día empezarían a buscarme legalmente.
La bruja de Nine se había vuelto visitante frecuente de mis familiares en Santa Risa. Asumía un papel de conciliadora y buena gente. Quería ganarse su confianza y trataba de convencerlos que me entregara. Ellos no la sacaban a patadas porque sabían que nada ganarían. A esas alturas nadie sabía dónde estaba.
Cuando la orden de arresto se hizo pública, las redes sociales se conmocionaron. Ese era hasta el momento, el único medio de comunicación donde aunque con miedo la gente se atrevía a opinar.
Cientos de menciones me llegaban al twitter. Insultos, mensajes de apoyo, preguntas y más. Estaba asustado pero aliviado a la vez. Sabía que una vez hecho público el asunto no me iban a matar. Sin embargo no estaba dispuesto a terminar en la cárcel sin haber cometido delito alguno.
Los uniformados me buscaban en la zona urbana de Santa Risa, pero @NineMedranda tenía una buena informante que le abrió los ojos: Teresa. Ella le aconsejó buscarme en las parroquias rurales que eran mis lugares favoritos. Desde entonces Nine empezó a usar una herramienta más efectiva que la mejor de las inteligencias del universo: La sensualidad femenina.
Sabiendo del delirio de la gente por Barcelona, se empezó a vestir con la blusa del ídolo y una licra pegada a la piel. Atlética como ella sola alquilaría una bicicleta en el mismo taller donde yo conseguí la mía. Se dedicaría a pasear y a indagar de manera camuflada sobre las pistas de mi ubicación. Vestida como estaba cualquier hombre le daría información.
Viendo un canal peruano que alcanzaba a llegar a El Oro y que retransmitía a una cadena de noticias internacional me enteré que en Quito un grupo de indígenas quiso armar una protesta, pero fueron rápidamente intimidados por las fuerzas armadas. En Guayaquil los pocos valientes de derecha que quedaban realizaron un plantón, pero se les prohibió continuar con la manifestación.
Todos los medios que aun no estaban incautados informaban las cosas de manera superficial, con el objetivo de no molestar a “El innombrable”, como lo habían bautizado al presidente un grupo de tuiteros en las redes sociales.
Sabía que tarde o temprano iban a llegar hasta mi escondite. Nunca falta quien te traicione. Por eso se me ocurrió una idea que tenía que ejecutarla ya.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Entre gallos y media noche 17

Esa noche hubo una pequeña canchada con unos vecinos. Música, baile en la vereda y cerveza. Era una celebración peculiar de don Rogelio, un señor conocido como “saco e cacho”. El veterano estaba feliz porque la mujer que le adornaba la frente le había dado el divorcio sin quitarle un solo centavo.
Yo estaba muy preocupado por el episodio de esa tarde en las cascadas, pero tranquilo porque luego de hablar con Jhon confirmé que Nine estaba en el hotel.
Eran como las 12 de la noche cuando me fui a la parte del patio para llamar a Elizabeth, pero atrajo mi atención un extraño ruido en un cuarto donde guardaban cacao. Fui despacio, me paré en un banquito y me asomé por una rejilla. Era un hombre y una mujer jugando al 42 sobre los sacos de cacao. Se trataba de dos amantes, ya que sus respectivas parejas estaban bailando afuera.
Subí al segundo piso para que nadie me moleste, hablé con mi novia por celular. No respondí las menciones del twitter porque ya no sabía cómo evadir las preguntas de los amigos y followers. Muchas llamadas perdidas en mi celular de siempre. Solo contestaba la de mis familiares más cercanos.
Me quedé dormido como media hora. A las dos de la mañana el móvil me vibró en la barriga. Era Héctor Pérez, me contó que justo en ese momento El Universal estaba rodeado de militares y otros funcionarios públicos. La incautación era un hecho. No demorarían ni media hora otros medios de comunicación en reportar en vivo la noticia. Los uniformados tumbaron las puertas del diario e ingresaron. Fueron escenas dramáticas y gran parte del país veía estupefacto lo que sucedía en el país. Muchos en cambio no le dieron importancia al hecho y siguieron durmiendo. Otros más visionarios escondieron su dinero y joyas en sitios secretos de sus casas por si acaso.
Unas redactoras que estaban de turno fueron encontradas al interior del diario llorando y desconcertadas.
Cuando salió el sol y la gente vio mejor en las noticias lo que había pasado, recién pudo tener una idea de lo que esto significaba. Sin embargo una cadena del gobierno donde aseguraba que todo era parte de un proceso legal,  (en efecto lo era),  que los periodistas y demás empleados conservarían sus cargos, que la libertad de expresión estaba intacta y que todo seguiría normal. Esa mañana el pueblo tenía solo la alternativa de quedarse frío y no mover un dedo, ya que el asunto era irremediable.
Los dueños del diario aprovecharon la opción que le dieron de salir del país. El editor general del medio fue removido de su cargo y lo mismo ocurriría de  poco con los demás. @HPerezName tendría la suerte de quedarse ahí.
En twitter comencé a recibir muchos mensajes y menciones sobre el asunto, puesto que lo que había publicado en mi blog en un inicio resultó verídico. No respondí a nadie ese día.
La incautación del diario tomó por sorpresa a la misma Nine y sus sabuesos. Ella vio ese momento como el adecuado para dar su primer golpe. Mientras toda la atención se concentraba en Guayaquil y Quito por la incautación del diario, @NineMedranda iba a ejecutar su plan A.
Esa tarde se llevaron preso a @JavicoEC, un ahijado de mi hermana que vivía con ella desde hace varios años. Lo habían detenido borracho y haciendo escándalo en la vía pública, pero el informe de la policía estaba amañado y lo acusaron de poseer medio kilo de sustancias prohibidas. La cosa se puso fea en la casa de mi hermana, quien ese día anduvo de arriba para abajo tratando de sacarlo, pero todo fue inútil.
Javico dormiría esa noche en prisión y recién al día siguiente llegaría a la casa Nine con una propuesta que me pondría entre la espada y la pared.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Valle Hermoso 16

Con Nine en Santa Risa sabía que las cosas no eran tan sencillas. Ella no iba a cometer los errores que cometió Darwini. Era bella, inteligente, impecable y lo peor que andaba con dos oficiales de inteligencia. Lo que significaba que a partir de ese momento no podría volver a visitar a mis hermanas. Quizá ella no tenía la intención de matarme, pero no sé porqué la creía capaz de hacer cosas peores.  
De buena fuente supe que un organismo internacional tenía a gente en el país recaudando información sobre la persecución a periodistas, eso me daba algo de tiempo. Por Jhon me enteré de muchas cosas. Yo no era el único cojudo al que perseguían, pero si el que poseía algo que en ese momento ya estaba colgado en una página web nueva y desconocida. Elizabeth y Maylin tenían la clave de la nueva página y con solo un clic harían público el vídeo de las intenciones del gobierno de suspender las elecciones y ese mismo día decretar un “estado de continuidad temporal del gobierno en el poder” lo que al buen entendedor significaba dictadura.
Sabiendo de los alcances de Nine me fui a Valle Hermoso, un sitio ubicado cerro adentro de Bella María. Ahí vivía un primo al que no quería molestar, pero tocó caerle. Su casa estaba en el centro de una parcela donde sembraba cacao, papayas, mangos y otros frutos que estaban de agarrar y llevarse a la boca. Apenas toqué la puerta un perro viejo color café me recibió moviendo el rabo, a su edad había cambiado la estrategia y en lugar de ladrar buscaba simpatizar con los desconocidos.
Heraldo era el nombre de mi primo, de mediana estatura, algo calvo, gordo y con culo de mujer. Lo bueno de la gente del campo es la hospitalidad y era justo lo que necesitaba: alguien que me deje pasar la noche ahí. Llegué a la hora de un rico seco y caldo de gallina criolla con un jugo de naranja sin agua. Me acomodaron un cuarto y ahí pasaría varios días.
Una noche vimos el partido de vuelta de Barcelona vs Alianza Lima en Perú, el ídolo sacó un empate y clasificó a los cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Heraldo era de esos amarillos enfermos y celebramos con los vecinos ese momento amarillo.
Unos días me la pasé en una mina abandonada acompañando a mi primo. Él creía que aun podría encontrar oro y volver a tener dinero como un día lo tuvo la familia Pereira.
Otros días los pasaba cosechando cacao, papayas y otras frutas de las que comía con mucho gusto.
Parte de las tardes y las noches enteras me dedicaba a chequear información, tuitear cosas viejas del blog, contactar a mi familia y pensar en el siguiente lugar al que me tocaría huir.
Jhon estaba en Santa Risa, según las autoridades investigando, pero en realidad ayudándome gracias a Dios.
La única manera de ir a Santa Risa debía ser en Bicicleta. Es así como fui un par de días y le seguimos los pasos a Nine. Digo le seguimos porque Jhon sabía que es lo que ella hacía, pero hasta ese momento ella no sabía la identidad del uniformado.
Yo no significaba un peligro para que el régimen use la fuerza armada y eso era justo lo que muchas veces los gobiernos no sabían cómo controlar, pues lo que yo poseía era información confidencial y eso es más peligroso que la pólvora.
Por esos seguimientos nos dimos cuenta que Nine me estaba buscando gradualmente. Primero indagando en la zona urbana del cantón, conociendo a mis familiares y todo lo demás. Ese hecho me dejó muy preocupado, pues si me estaban persiguiendo solo aca, quería decir que sabían que estaba en Santa Risa y eso solo podía ser obra de Teresa.
Un día me encontraba en las cascadas junto a otros turistas. Estaba subido en un árbol chupándome una naranja y mi bici tirada en el piso. Justo veo estacionarse una camioneta de la que se bajó una mujer hermosa, era Nine.
Casi me caigo de la mata, pero me quedé quieto como un camaleón. Cuando me fijé bien en sus prendas supe que estaba ahí por relajarse. Estaba vestida con una licra negra hasta las rodillas y una blusa del Barcelona, se quitó las zapatillas y se metió al agua. Al parecer los encantos de los paisajes verdes de Santa Risa la habían seducido y  como típica hija de funcionario público aprovechaba para divertirse. Los que trabajaban eran sus celadores.
En la rama del árbol me encontraba muy asustado, pero recordé que ella no me conocía en persona y que había visto mis fotos con cara de niño bueno, pero nunca la cara de náufrago que tenía ahora.
Ella estaba dentro del agua y los otros dos tipos en pantalonetas comiendo frituras. Cuando salió del agua se quitó la licra y se quedó en una tanga de baño, parecía otra gringa más, solo que con buen cuerpo. Se recostó en una toalla, se puso unas gafas y tomó el sol.
Me quería largar de ahí, sin embargo me tocó esperar a que se fueran, y eso fue como a las seis de la tarde. Antes de irse nuestras miradas se chocaron, sentí que los que sabemos se me subían a la garganta, pero cuando se fue me di cuenta que @NineMedranda no tenía la mas mínima idea de cómo era yo. La muy gil me imaginaba alto, simpático y fuerte, todo lo contrario a mi actual realidad. Esa tarde le di al pedal como diablo y llegué a la casa de mi primo a pasar la última noche, ya que esa madrugada el país tendría una noticia que nos pondría los nervios de punta a todos. El principio de todos nuestros males.

Bella Maria 15

La ventaja de andar en bicicleta en Santa Risa era que todo el mundo hacía lo mismo. El albañil con su bici panadera, el pandillero con su bmx, el turista con su montañera y los prófugos como yo tirando pinta de todo un poco. Pasé por el centro de Santa Risa saludando a mis hermanas. Descansé lo suficiente. Pude verlos a todos y seguí rumbo a Bella María, pero esta vez en un taxi. Mis piernas estaban magulladas. Metí la bici en el maletero medio medio y me fui. No quería exponerlos. Ellos no tenían la culpa de que a mí se me haya ocurrido la idea de estudiar periodismo y ejercerlo con dignidad.
La parroquia estaba llena de turistas. Me alojé en un rancho llamado las tres princesas. Ese día saqué la portátil de la mochila y revisé noticias en el cuartucho. Prendí la tele y nada de la muerte del chapa. Los medios no harían mayor escándalo. Ese día me la pasé recorriendo a pie los lugares cercanos. Me dejé el cabello todo afro y la barba de apóstol. Todos pensaban q era uno de esos turistas sin oficio que solo se dedicaba a vagar. Tomé fotos con la cámara y el celular.
Al otro día tuve una sorpresa en el rancho. Maylin estaba ahí con Michael desde muy temprano. Querían conversar conmigo. @Mixitop sacó unas cartas y me dijo que me iban a matar pronto. Que todas sus cartas eran negativas y que solo una daba una luz de esperanza. Yo que no creía en esas vainas le pregunta que si podía hacer algo y me dijo q ese era el problema. Que solo yo podía descubrirlo. Pasamos hasta el medio día conversando pendejadas y medias. Antes de irse Michael me dijo: Se lo que el gobierno quiere hacer, pero no sé porque alguien tan insignificante como tu interfiere en esos planes. Cuídate muchacho me dijo. Me recomendó que lo llame cuando quiera consultarle algo, puesto q iba a leer las cartas a diario. Por primera vez en la vida creí un poco en esas cosas. ¿Cómo él podía saber tanto?. Ese día me la pasé torturado en el cuarto. No hice nada más que tuitear, bloquear, seguir gente y todo eso. El tercer día ahí iba a ser el más movido de todos.
Jhon me advirtió que habían contactado a una de mis followers para que me haga un seguimiento. Era hija de un político oficialista, estudiante de derecho y muy cercana a mí en twitter. Claro que yo ignoraba quien era su padre. Ese día salí a Santa Risa a hacer unas compras. Fui en el bus y al bajarme me pareció ver en el centro un rostro familiar. Me oculté a la sombra de un árbol del parque Sucre. Era
@NineMedranda quien me seguía en twitter desde hace 4 años. Alta, blanca, con un color de piel dorado como maíz costeño. De ojos expresivos y con tal armonía en su rostro que le permitía presumir de su irrefutable belleza. Su avatar de twitter siempre dejaba ver una muchacha inocente, pero de sensualidad intrigante por ese privilegiado cuerpo caribeño que no todas las mujeres de raza blanca tienen la suerte de poseer.
Nos habíamos caído bien desde el principio, era también un contacto de mi bbmsn donde nos comunicábamos a diario. Como pasa siempre en las redes sociales, sabía mucho y nada de ella. Justamente @NineMedranda era la persona encargada de tenderme una trampa. Imaginé que Teresa tenía algo que ver.
Llamé a Jhon para contarle y no me afirmó si era ella, pero yo estaba casi seguro. Mucha casualidad. A una cuadra de distancia seguí sus pasos y vi al hotel que ingresó. Me devolví a Bella María. Ella me traería muchos problemas. Una mujer sexi siempre los trae.

martes, 22 de noviembre de 2011

XIV JUMÓN

Esa semana en Jumón me la pasé llamando gente, escribiendo en el twitter, promocionando cosas antiguas del blog, hablando con Elizabeth, calmando a mi madre y enterándome que Teresa asumía su cargo de asistente en la subsecretaria de investigación periodística del gobierno regional.
Jumón era una parroquia rural donde lo tradicional era la venta de comida en el borde de la carretera principal.
Encontré rápidamente donde sentirme cómodo y fue con la prima de Maylin.
Siempre que veía una mujer guapa y con sus atributos a flor de piel me quedaba callado. No era timidez, era un análisis detenido para ver si la belleza de la dama era equivalente a sus neuronas.
Luciana Tinoco era dueña de un comedor. Pasaba ahí solo de vez en cuando, ya que más se ocupada en modelar. A sus 22 años le preocupaban mucho las distracciones propias de su edad que el rentable negocio familiar que sus padres le habían dado en vida.  
Apenas entablamos conversación me di cuenta que era una mujer inteligente, universitaria. Me dijo “dame follow”, en primera instancia entendí otra cosa, pero luego tomó mi celular y se agregó solita. Luego me devolvió el follow y recordé porque nunca la había seguido en twitter, su user era  @LDU_STEFFY. Se había hecho liguista por esas novelerías de la vida y por el despecho de las malas campañas de Barcelona y Emelec, pero era una mujer bella y carismática.
Siempre andaba vestida en short que más parecía cachetero, una blusa pupera y un arete en el ombligo. Su piel morena al estilo de bronceado de playa y sus curvas perfectas eran una tentación ambulante. No podía dejar de mirarla.
Ella no acostumbraba a dormir en la casa de Jumón, pero por pedido de Maylin creo, mientras yo me quedé ahí, donde también vivían otros familiares, ella no faltó una sola noche. Conversábamos hasta muy tarde de muchas cosas. Tuiteabamos cualquier locura, salíamos en bicicleta, me fregaba con su liguita y trataba de averiguarme por qué estaba en ese lugar, a pesar de que su prima le había dicho que no me pregunte. Solo pude decir una verdad para ocultar otra verdad. Le manifesté que estaba tomando fotos para sacar un libro de los encantos de Santa Risa y que necesitaba huir de todo. Ella no me creyó ni media palabra, ya que había notado que en los horarios que iban a comer los policías yo nunca asomaba las narices. En realidad fue una linda semana.
Me enteré en las noticias que un organismo internacional se encontraba en el país para cerciorarse que todo marche bien. Fueron días de calma.
Muchos turistas llegaban ahí a degustar el seco de pollo, de pato y de chivo; maduro con queso, bolón de verde, empanadas y otras delicias típicas de Jumón. Le tomé fotografías a todo.
Estaba tranquilo hasta que el domingo Jhon me llamó, me dijo que comprara el diario “El Correo” y colgó.
Compré el periódico y apareció en la página de crónicas la foto de @DARWINISSALSA con un orificio en el medio de la frente, sin camisa y sin pantalón. El chulo lo había descubierto haciéndole el amor a la prostituta en un hotelucho de la zona. Lo que implicaba que ya no eran negocios, sino cachos. El proxeneta los vio así y no dudó un segundo en pegarle un balazo. Darwini no tuvo tiempo a reaccionar. En ese momento un sentimiento extraño me invadió el ser. No sabía si esto era bueno o malo. Me había quitado un peso de encima sin mover un dedo. El destino se encargaría de eliminar al chapa del camino. Sin embargo sentí pena por él y su familia. Creí que no debía morir de esa manera. Nadie merecía la muerte aunque él haya estado deseando la mía. Oré por su alma. Recibí otra llamada de Jhon y me pidió que me cambie se sitio. No pude despedirme de Luciana, solo de sus primos Salí en la bicicleta rumbo a Bella María, otra parroquia rural de Santa Risa. Las cosas empezarían a tomar otro color desde ese instante. Se me estaban acabando las vacaciones.

lunes, 21 de noviembre de 2011

XIII TORATA

Sabiendo por mis contactos y las noticias de la tv como andaba la cosa en Guayaquil y Quito tenía que pensar que carajos hacer con Teresa. La muy perra me había traicionado. Desde el colegio nunca confíe en los buenos alumnos, ya que por lo general suelen ser egoístas. Aquí estoy, confíe una vez y me jodí.
Ocupado como andaba averiguando esos detalles, casi me olvido de Maylin.
La pobre no había podido eludir su responsabilidad de ser guía de @DARWINISSALSA y habían recorrido el lugar en bicicleta, a pie, escalando un cerro y más. Pero no todo le resultó al chapa, ya que de último momento le adjudicaron a ella una pareja de turistas italianos. Ellos hablaban el español a su manera, pero no entendían ni media palabra cuando los latinos conversaban. Él trató de preguntarle por el turista con el que ella había salido la tarde anterior, pero ella evadió profesionalmente todas las trampas verbales de Darwini.
Su paseo duró hasta las 4 de la tarde. El policía estaba muerto de cansancio se quedó en el hostal, donde Michael le tenía preparada una sorpresa. Al rato Maylin me llamó y me contó todo.
Eso me dio un tiempo para recorrer Torata, que de por sí era un lugar pequeño. Tenía una sola iglesia católica, un parque, una escuela, una cancha de fútbol y una sola calle, ya que los demás eran pequeños callejones y caminos a las fincas. Desde la cancha se podía ver la iglesia y todo el paisaje de cerros verdes. Me fui en la bici hasta “Camarones” un pequeño sitio a menos de 5 minutos de ahí donde hay un pequeño chorro de agua que brota de una piedra. Por curiosidad bebí de esa agua helada. Seguí por esos caminos de tierra roja y me detuve frente a una mata de papaya, estaban maduras y al alcance de las manos. Eso fue un manjar. Estaba aprovechando los últimos ratos de paz de ese día para conocer lo que más podía. Algo me decía que nunca más volvería por estos lares. Solo el tiempo me iba a confirmar la premonición.  
Soy un idiota pensaba a ratos. Recorriendo el campo el lugar de irme lo más lejos posible. Luego pensaba que lo que hacía era lo mejor, ya que cuando se trata de gente inocente la policía hace lo posible por encontrarlos. Irónico, pero cierto. Hasta ese momento le había tomado foto a todo. Esa misma noche tendría que irme del lugar.
Avanzando por el campo me encontré con una pareja de ancianos ordeñando una vaca. Los viejitos me vieron con cara de susto, pero al ver mi cámara de fotos sonrieron y se arreglaron los sombreros como esperando salir en una postal. Me invitaron a probar la leche recién salida de la ubre del animal. Me sentía como una criatura, como quien sabe que cada minuto puede ser el último. Si uno supiera cuando se va a morir, todo sería distinto y hasta mejor… traumático, pero mejor creo.
A las ocho de la noche llegó en una camioneta @Mixitop con @Mayita_A. Ellos me irían a dejar a Jumón, otra parroquia de Santa Risa. Michael me contó que no había que preocuparse de Darwinni, ya que le había preparado una merienda que contenía una ensalada con un picadillo de hojas de campana. Esa flor servía de base para crear la escopolamina, también conocida como la burundanga, muy usada en el país por los delincuentes para dormir a sus víctimas. Así que el paco dormiría como un bebé toda la noche.
Al día siguiente, guiado por su instinto Darwini saldría a buscarme a Torata, Zaracay hasta llegar a Piñas, Zaruma, Balsas, Marcabelí. Ese chiste le costaría una semana a Darwini, a quien Jhon ya tenía bien situado y me informaba de todo lo que hacía. Además el uniformado había perdido mucho tiempo en un chongo de Portovelo donde se encabronó con una colorada del lugar que no parecía puta sino modelo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

XII La Perla

Si en la capital la cosa era tensa, en Guayaquil no era tan diferente el asunto. Los periodistas que trabajaban en medios sin poder, pero supuestamente independientes del régimen tenían los nervios de punta. Los que laboraban en diarios, canales o radios estatales o incautados tampoco estaban tranquilos, ya que podían estar ganando buen sueldo, pero ellos sabían que algo no andaba bien.
El Universal era un limbo, sus dueños, jefes y demás empleados solo hablaban de la posible y cada vez más cercana incautación. Habían perdido un juicio por injurias calumniosas con el gobierno y ya no tenían escapatoria.
Héctor Pérez me contaba todo lo que ocurría ahí. Era un redactor y constante tuitero que trabajaba para un suplemento del diario. @HPerezName era su user. Lo había conocido en la universidad en algunas campañas políticas.
Desde Torata solo se me ocurrió llamarlo a él para preguntarle por Teresa. Me dijo que ella llevaba semanas gestionándose un trabajo en una de las subsecretarias del gobierno y que ya lo había conseguido. Pronto dejaría el diario y asumiría sus nuevas funciones. Cuando él me contó eso, todo fue claro para mí. Me fue fácil deducir que ella había acudido a un contacto en el poder a quien seguro para sumar puntos le habló sobre mi trabajo periodístico. Le pedí a Héctor que no le dijera a Teresa que pregunté por ella.
En ese momento supe que yo tenía muchos problemas. Ella sabía que yo poseía en un disco duro además de la grabación, el vídeo de los funcionarios públicos hablando sobre la suspensión de elecciones. Y si ella lo sabía, la gente del gobierno también. Por eso era que querían encontrarme y desaparecerme.
Llamé a mi familia en Guayaquil y me enteré que habían visto algunas personas extrañas merodear la casa. Pero sabían bien por Jhon que no los tocarían a ellos. El asunto era conmigo. No se iban a arriesgar a nada.
Ese mismo día Barcelona jugaba de local un partido de la fase de grupos de la copa libertadores. El ídolo había vuelto a jugar ese torneo en calidad de campeón del fútbol nacional después de muchos años de espera. Las calles de la perla del pacífico estaban pintadas de amarillo, parecía fiesta de fin de año.
Empecé a recibir menciones al twitter de @ÅriannaBsc, @La_Psicologa__ entre otros followers preguntándome  a que localidad del estadio iría, ya que yo era un hincha enfermo del equipo amarillo. Llevaba tres días sin tuitear nada desde que escapé de Guayaquil y la gente se empezó a dar cuenta. Estos días los había leído, había recibido menciones, pero no quería darle chance a los sapos. Pensé que era mejor pasar desapercibido.
Sin embargo a esos tuits respondí “claro que iré, estaré en palco como siempre”. Ellas iban a la general, así que no notarían mi ausencia.
Sabía que con ese tuit era posible que en los palcos del estadio acudieran muchos infiltrados ese día. Así fue. Desde entonces me di cuenta que la estrategia de tuitear así podía servirme.
Mientras Guayaquil vivió su fiesta, los periodistas su guerra de nervios, yo había descubierto una traidora y tenía que pensar rápido que hacer, ya que Teresa conocía muy bien mis posibles paraderos y que quizá no se había tragado el cuento de que fui al Machupichu. Ese día Barce ganó 3 a 1 al Alianza Lima con Teresa en una suite tratando de identificarme. Perdieron el tiempo. Pero no se quedarían quietos. Ella tenía que cumplir con su parte del "contrato laboral".

viernes, 18 de noviembre de 2011

XI LA CAPITAL

Mientras yo recorría los rincones de la vegetación de Torata, en Quito había un clima muy tenso. La gente en los parques y plazas hablaba de la posible incautación del diario. Todos pensaban que ese era el principal motivo para preocuparse, cuando en realidad lo que estaba por venir era algo peor. Esos eran días en los que aún se podía conversar. Meses atrás el gobierno había hecho su cálculo de popularidad pensando en las próximas elecciones, no le gustaron para nada los resultados.
En la asamblea los oficialistas y opositores ya no se daban ni el saludo. Muchos pactos se habían roto debido a la información de la presunta incautación del diario.
Luis Sinchiguano, asambleísta contrario al régimen me seguía en twitter desde que publiqué la primera “bomba”, tuiteaba bajo es user de  @s7ever y me mantenía informado de muchas cosas que hacían los padres de la patria, cada rumor, cada dato.
No me había atrevido a contarle nada de lo que me estaba pasando, ya que no confiaba en ningún político. Ese día Luis me envió un mensaje a la cuenta de la red social, me dijo que sabía todo y que la información que manejábamos era fidedigna. No le respondí en ese momento por temor a las trampas. Pero lo haría al rato. Siempre tuve el temor de que podían intervenir la cuenta de mi blog y twitter, pero Sergio León amigo de Luis había hecho de la cuenta del asambleísta una verdadera fortaleza, que ni el más dañado de los piratas podría violar su seguridad. Sergio nos seguía de cerca en como  @sergio_leon. Por mi cuenta @zantytaz se ofreció a ayudarme contra los continuos ataques a mis cuentas. Lo conocí en Ambato gracias a un amigo. Él blindó las páginas de cualquier peligro. Gracias a esos dos genios de la ingeniería en sistemas podíamos estar algo más tranquilos.
Luego de pensar en esos detalles le hice una llamada a Luis. Hablamos poco y concreto. El punto más importante fue su recomendación de no publicar aun la información de la postergación de las elecciones, esa era una bomba de tiempo que aun no debía reventar, ya que los resultados podían ser catastróficos. No sé porque, pero le hice caso. Solo entonces recordé que no por gusto el gobierno quería acabar conmigo. Después de todo, las otras publicaciones que había hecho igual salieron en varios medios y a ellos no los perseguían. Era ese el detalle. Ellos sabían que yo poseía esas pruebas. Pero ¿cómo podían saberlo? Ellos iban a secuestrar el país en algún momento, pero si la información se filtraba antes, los organismos internacionales podían hacer algo y acabar con sus planes.
Luis seguía investigando cosas en la asamblea y yo daba vueltas pensando en que me había ganado un boleto a la tumba al recibir esa información. Pensé que quién me la envió no me pudo haber acusado porque también estaría muerto. Entonces ¿Quién me vendió? Luego un solo nombre se me vino a la mente: Teresa.

martes, 15 de noviembre de 2011

X Escape de La Avanzada

Darwini confirmó que había pasado la noche ahí, solo entonces imaginó que yo podría saber que él me estaba buscando, pero más factible le parecía la idea de que salí temprano por casualidad. El administrador del hostal Michael Reyes, vecino de Maylin, quien sin yo saberlo también era un follower de twitter y su user era @Mixitop. Además de ser dueño de la posada era un adivinador muy conocido en la zona sur del Ecuador y la parte norte del Perú. No sé si lo hizo con intención, pero dijo a Darwini las palabras precisas para que piense que yo había salido en la total normalidad y sin mayor sospecha en la madrugada. Lo que era yo, del susto me había metido en un cacaotal, pensé que me estaban siguiendo. Llevé la bicicleta conmigo por esos caminos donde solo los trabajadores de las fincas entran a pie. Llegué a un riachuelito y me escondí atrás de unas plantas de cacao.
Maylin fue al hostal a invitarme a desayunar, me había preparado un tigrillo, no me encontró, pero si al chapa vestido de civil anotándose en la recepción. Él la miró de pies a cabeza y Michael le dijo con la mirada “no menciones el nombre tu amigo”.
Darwini, un zorro investigador como él solo, se dio cuenta de algo, pero no dio muestras de nada. Se quedó tranquilo. Pensó que me podían estar ocultando por ahí cerca por lo que quiso despejar ciertas dudas y se quedó dos días más en La Avanzada conociendo el lugar.
Maylin se reunió en privado con su vecino, él le dijo “tu amigo anda huyendo y el man que está afuera es paco”. Ella se quedó desconcertada, puesto que sabía que el adivinador nunca se equivocaba en esas cosas.
Apenas pudo me llamó por teléfono, al nuevo número, ya que el antiguo solo lo usaba para estar al tanto de las redes sociales. Me contó lo que había hablado con Michael y no pude negarle lo de mi estado de fuga, pero no le conté todos los motivos. Solo me juró que no diría nada.
Ella me contó lo del hospedaje de Darwini, lo que me dio tiempo de comerme dos cacaos, guardar otro en la mochila y salir rumbo a Torata en mi bicicleta. Nadie sospecharía que yo andaba en ese medio de transporte al igual que decenas de turistas gringos que les encantaba conocer la geografía del lugar. Era una estrategia arriesgada, pero ingeniosa.
Mientras tanto en Machala, donde estaba Jhon, tenía una misión poco agradable: inventarme un delito o crimen para que mi persecución fuera legal. Él se tomaría un par de semanas para darme tiempo.
Llegué a Torata con las piernas hecho trapo y con la inquietud mas de a mierda que había sentido en el pecho: Maylin me contó que Darwini se había dado modos para contratar sus servicios como guía turística mediante la agencia oficial de la parroquia. Esa era otra de las actividades de ella. Yo sabía que ese ‘carita’ sospechaba algo y     que podía hacerle daño. Aquella noche dormí de cansado, pero tuve pesadillas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

IX La Avanzada

Mientras Darwini se paseaba por el negocio de mi hermana mirando todo con atención y maquinando una jugada perversa, yo en la avanzada estaba a punto de tener un día feliz.
Maylin Leon Wong era el nombre de @Mayita_A, sus antepasados asiáticos le habían heredado ese aire misterioso en su mirada y sus movimientos, por eso me sorprendió cuando desde uno de los cuartos salió con una bicicleta y me dijo que tal si recorremos la avanzada un rato, me encantaría salir en tu blog. Su mirada fue muy brillante.
Mientras recorríamos la calle principal del lugar, Darwini comía en la pizzería del centro y comunicaba a un superior que tenía bien ubicada a mi familia y que pronto encontraría la forma de dar conmigo.
De momento en La avanzada, todo se me hacía nuevo otra vez. Las casas llenas de plantas y flores en las veredas, el viento acariciándonos el rostro, la gente saludándome como si me conocieran, los árboles de mangos, de guaba, de naranja. Todo era tan palpable e irreal a la vez. El lugar era el mismo de hace 15 años, olía a polen y de vez en cuando asomaba un arcoíris. Llegamos al rio y seguía siendo la misma calle con agua como yo le decía. Cristalino y lleno de piedras multicolores. Desesperado me bajé de la bici, me quité los zapatos, la camiseta, y me arrodillé en el agua. Me mojé el cabello y la barba, parecía que era la primera vez que veía el agua. Bebí del rio y nadé en una poza cercana. Me sentí como un niño. Sabía que debía disfrutar cada segundo, ya que podía ser el último.
De su lado Darwini buscaba un lugar donde hospedarse, llegó hasta el “Hotel Santa Risa” y ese día se dispuso a ver televisión y dormir. Pensaba que relajándose pensaría mejor como llevar a cabo su jugada.
En Quito las cosas se calmaban de a poco, reuniones a todo momento para apagar los rumores de la incautación de “El Universal”.
En la Avanzada, luego del baño en el rio continuamos a pie llevando las bicicletas hasta un quiosco de venta de jugo de caña. Ahí recibimos la tarde.
Dormí en un hostal aquella noche, ya que no me atreví a pedirle a Maylin que me de hospedaje, ni creo que lo hubiese hecho. Me asomé al balcón a tomar el aire de la mañana y me di cuenta que conocía de alguna parte al tipo que estaba en la panadería de en frente. Busqué en mi celular el user  @DARWINISSALSA y era el mismo. Parece que ese día no se había dedicado solo a dormir, sino que hubiera averiguado algo sobre mi paradero. Desde la ventana vi que el señor de la panadería le señalaba justo a la hostal donde yo estaba. Sabía que mis problemas habían empezado ya en serio. Sin camiseta tomé mi mochila y salí por la parte de atrás y cual caballo monté la bici y me perdí en las calles terrosas del campo.