viernes, 25 de noviembre de 2011

Entre gallos y media noche 17

Esa noche hubo una pequeña canchada con unos vecinos. Música, baile en la vereda y cerveza. Era una celebración peculiar de don Rogelio, un señor conocido como “saco e cacho”. El veterano estaba feliz porque la mujer que le adornaba la frente le había dado el divorcio sin quitarle un solo centavo.
Yo estaba muy preocupado por el episodio de esa tarde en las cascadas, pero tranquilo porque luego de hablar con Jhon confirmé que Nine estaba en el hotel.
Eran como las 12 de la noche cuando me fui a la parte del patio para llamar a Elizabeth, pero atrajo mi atención un extraño ruido en un cuarto donde guardaban cacao. Fui despacio, me paré en un banquito y me asomé por una rejilla. Era un hombre y una mujer jugando al 42 sobre los sacos de cacao. Se trataba de dos amantes, ya que sus respectivas parejas estaban bailando afuera.
Subí al segundo piso para que nadie me moleste, hablé con mi novia por celular. No respondí las menciones del twitter porque ya no sabía cómo evadir las preguntas de los amigos y followers. Muchas llamadas perdidas en mi celular de siempre. Solo contestaba la de mis familiares más cercanos.
Me quedé dormido como media hora. A las dos de la mañana el móvil me vibró en la barriga. Era Héctor Pérez, me contó que justo en ese momento El Universal estaba rodeado de militares y otros funcionarios públicos. La incautación era un hecho. No demorarían ni media hora otros medios de comunicación en reportar en vivo la noticia. Los uniformados tumbaron las puertas del diario e ingresaron. Fueron escenas dramáticas y gran parte del país veía estupefacto lo que sucedía en el país. Muchos en cambio no le dieron importancia al hecho y siguieron durmiendo. Otros más visionarios escondieron su dinero y joyas en sitios secretos de sus casas por si acaso.
Unas redactoras que estaban de turno fueron encontradas al interior del diario llorando y desconcertadas.
Cuando salió el sol y la gente vio mejor en las noticias lo que había pasado, recién pudo tener una idea de lo que esto significaba. Sin embargo una cadena del gobierno donde aseguraba que todo era parte de un proceso legal,  (en efecto lo era),  que los periodistas y demás empleados conservarían sus cargos, que la libertad de expresión estaba intacta y que todo seguiría normal. Esa mañana el pueblo tenía solo la alternativa de quedarse frío y no mover un dedo, ya que el asunto era irremediable.
Los dueños del diario aprovecharon la opción que le dieron de salir del país. El editor general del medio fue removido de su cargo y lo mismo ocurriría de  poco con los demás. @HPerezName tendría la suerte de quedarse ahí.
En twitter comencé a recibir muchos mensajes y menciones sobre el asunto, puesto que lo que había publicado en mi blog en un inicio resultó verídico. No respondí a nadie ese día.
La incautación del diario tomó por sorpresa a la misma Nine y sus sabuesos. Ella vio ese momento como el adecuado para dar su primer golpe. Mientras toda la atención se concentraba en Guayaquil y Quito por la incautación del diario, @NineMedranda iba a ejecutar su plan A.
Esa tarde se llevaron preso a @JavicoEC, un ahijado de mi hermana que vivía con ella desde hace varios años. Lo habían detenido borracho y haciendo escándalo en la vía pública, pero el informe de la policía estaba amañado y lo acusaron de poseer medio kilo de sustancias prohibidas. La cosa se puso fea en la casa de mi hermana, quien ese día anduvo de arriba para abajo tratando de sacarlo, pero todo fue inútil.
Javico dormiría esa noche en prisión y recién al día siguiente llegaría a la casa Nine con una propuesta que me pondría entre la espada y la pared.

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