lunes, 21 de noviembre de 2011

XIII TORATA

Sabiendo por mis contactos y las noticias de la tv como andaba la cosa en Guayaquil y Quito tenía que pensar que carajos hacer con Teresa. La muy perra me había traicionado. Desde el colegio nunca confíe en los buenos alumnos, ya que por lo general suelen ser egoístas. Aquí estoy, confíe una vez y me jodí.
Ocupado como andaba averiguando esos detalles, casi me olvido de Maylin.
La pobre no había podido eludir su responsabilidad de ser guía de @DARWINISSALSA y habían recorrido el lugar en bicicleta, a pie, escalando un cerro y más. Pero no todo le resultó al chapa, ya que de último momento le adjudicaron a ella una pareja de turistas italianos. Ellos hablaban el español a su manera, pero no entendían ni media palabra cuando los latinos conversaban. Él trató de preguntarle por el turista con el que ella había salido la tarde anterior, pero ella evadió profesionalmente todas las trampas verbales de Darwini.
Su paseo duró hasta las 4 de la tarde. El policía estaba muerto de cansancio se quedó en el hostal, donde Michael le tenía preparada una sorpresa. Al rato Maylin me llamó y me contó todo.
Eso me dio un tiempo para recorrer Torata, que de por sí era un lugar pequeño. Tenía una sola iglesia católica, un parque, una escuela, una cancha de fútbol y una sola calle, ya que los demás eran pequeños callejones y caminos a las fincas. Desde la cancha se podía ver la iglesia y todo el paisaje de cerros verdes. Me fui en la bici hasta “Camarones” un pequeño sitio a menos de 5 minutos de ahí donde hay un pequeño chorro de agua que brota de una piedra. Por curiosidad bebí de esa agua helada. Seguí por esos caminos de tierra roja y me detuve frente a una mata de papaya, estaban maduras y al alcance de las manos. Eso fue un manjar. Estaba aprovechando los últimos ratos de paz de ese día para conocer lo que más podía. Algo me decía que nunca más volvería por estos lares. Solo el tiempo me iba a confirmar la premonición.  
Soy un idiota pensaba a ratos. Recorriendo el campo el lugar de irme lo más lejos posible. Luego pensaba que lo que hacía era lo mejor, ya que cuando se trata de gente inocente la policía hace lo posible por encontrarlos. Irónico, pero cierto. Hasta ese momento le había tomado foto a todo. Esa misma noche tendría que irme del lugar.
Avanzando por el campo me encontré con una pareja de ancianos ordeñando una vaca. Los viejitos me vieron con cara de susto, pero al ver mi cámara de fotos sonrieron y se arreglaron los sombreros como esperando salir en una postal. Me invitaron a probar la leche recién salida de la ubre del animal. Me sentía como una criatura, como quien sabe que cada minuto puede ser el último. Si uno supiera cuando se va a morir, todo sería distinto y hasta mejor… traumático, pero mejor creo.
A las ocho de la noche llegó en una camioneta @Mixitop con @Mayita_A. Ellos me irían a dejar a Jumón, otra parroquia de Santa Risa. Michael me contó que no había que preocuparse de Darwinni, ya que le había preparado una merienda que contenía una ensalada con un picadillo de hojas de campana. Esa flor servía de base para crear la escopolamina, también conocida como la burundanga, muy usada en el país por los delincuentes para dormir a sus víctimas. Así que el paco dormiría como un bebé toda la noche.
Al día siguiente, guiado por su instinto Darwini saldría a buscarme a Torata, Zaracay hasta llegar a Piñas, Zaruma, Balsas, Marcabelí. Ese chiste le costaría una semana a Darwini, a quien Jhon ya tenía bien situado y me informaba de todo lo que hacía. Además el uniformado había perdido mucho tiempo en un chongo de Portovelo donde se encabronó con una colorada del lugar que no parecía puta sino modelo.

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