sábado, 19 de noviembre de 2011

XII La Perla

Si en la capital la cosa era tensa, en Guayaquil no era tan diferente el asunto. Los periodistas que trabajaban en medios sin poder, pero supuestamente independientes del régimen tenían los nervios de punta. Los que laboraban en diarios, canales o radios estatales o incautados tampoco estaban tranquilos, ya que podían estar ganando buen sueldo, pero ellos sabían que algo no andaba bien.
El Universal era un limbo, sus dueños, jefes y demás empleados solo hablaban de la posible y cada vez más cercana incautación. Habían perdido un juicio por injurias calumniosas con el gobierno y ya no tenían escapatoria.
Héctor Pérez me contaba todo lo que ocurría ahí. Era un redactor y constante tuitero que trabajaba para un suplemento del diario. @HPerezName era su user. Lo había conocido en la universidad en algunas campañas políticas.
Desde Torata solo se me ocurrió llamarlo a él para preguntarle por Teresa. Me dijo que ella llevaba semanas gestionándose un trabajo en una de las subsecretarias del gobierno y que ya lo había conseguido. Pronto dejaría el diario y asumiría sus nuevas funciones. Cuando él me contó eso, todo fue claro para mí. Me fue fácil deducir que ella había acudido a un contacto en el poder a quien seguro para sumar puntos le habló sobre mi trabajo periodístico. Le pedí a Héctor que no le dijera a Teresa que pregunté por ella.
En ese momento supe que yo tenía muchos problemas. Ella sabía que yo poseía en un disco duro además de la grabación, el vídeo de los funcionarios públicos hablando sobre la suspensión de elecciones. Y si ella lo sabía, la gente del gobierno también. Por eso era que querían encontrarme y desaparecerme.
Llamé a mi familia en Guayaquil y me enteré que habían visto algunas personas extrañas merodear la casa. Pero sabían bien por Jhon que no los tocarían a ellos. El asunto era conmigo. No se iban a arriesgar a nada.
Ese mismo día Barcelona jugaba de local un partido de la fase de grupos de la copa libertadores. El ídolo había vuelto a jugar ese torneo en calidad de campeón del fútbol nacional después de muchos años de espera. Las calles de la perla del pacífico estaban pintadas de amarillo, parecía fiesta de fin de año.
Empecé a recibir menciones al twitter de @ÅriannaBsc, @La_Psicologa__ entre otros followers preguntándome  a que localidad del estadio iría, ya que yo era un hincha enfermo del equipo amarillo. Llevaba tres días sin tuitear nada desde que escapé de Guayaquil y la gente se empezó a dar cuenta. Estos días los había leído, había recibido menciones, pero no quería darle chance a los sapos. Pensé que era mejor pasar desapercibido.
Sin embargo a esos tuits respondí “claro que iré, estaré en palco como siempre”. Ellas iban a la general, así que no notarían mi ausencia.
Sabía que con ese tuit era posible que en los palcos del estadio acudieran muchos infiltrados ese día. Así fue. Desde entonces me di cuenta que la estrategia de tuitear así podía servirme.
Mientras Guayaquil vivió su fiesta, los periodistas su guerra de nervios, yo había descubierto una traidora y tenía que pensar rápido que hacer, ya que Teresa conocía muy bien mis posibles paraderos y que quizá no se había tragado el cuento de que fui al Machupichu. Ese día Barce ganó 3 a 1 al Alianza Lima con Teresa en una suite tratando de identificarme. Perdieron el tiempo. Pero no se quedarían quietos. Ella tenía que cumplir con su parte del "contrato laboral".

1 comentario:

  1. Sin duda tengo que leer la novela completa, para poder cogerle el hilo. Aunque destaco mucho la buena narración y ese ágil ritmo literario para enganchar al lector. Muy buen texto. Felicidades y estaré presente cuando sea el lanzamiento de la obra física. Un abrazo viejo Cheo!

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